miércoles, 21 de diciembre de 2016

lunes, 12 de diciembre de 2016

Comenzaron las Inscripciones


¡Estamos pensando en vos!


Reunión informativa para ingresantes el 21 de diciembre a las 19:30 hs en el IES del Atuel Maza 750


lunes, 28 de marzo de 2016

lunes, 21 de marzo de 2016

Recordatorio

Les recordamos que el día lunes 28 de marzo desde las 16: 30 deben confirmar su inscripción a la Carrera del Profesorado de Lengua y Literatura para Escuela Secundaria. No lo olviden.

Saludos

viernes, 18 de marzo de 2016

Notas del Examen Final 




En el siguiente archivo les dejamos las notas, los porcentajes los veremos personalmente en las clases de PLEO y Fundamentos de la Literatura. Gracias por la espera, se nos complicó pero lo logramos.

A los que están ausentes en el examen final y continúen les pedimos que se comuniquen con nosotras por medio de mail o en consulta los días miércoles de 16:30 a 18 hs

Les dejamos una canción de una gran banda que nos acompañó en la corrección




Saludos ¡Hasta el 28 de marzo!

martes, 8 de marzo de 2016

Cuento para el Trabajo Integrador final




El cuento que analizaremos es de Enrique Anderson Imbert y se llama "Cassette"

Estamos en contacto. Saludos

En pdf  aquí

Y para que relajen un chistecito...




lunes, 7 de marzo de 2016

"Canción de Hielo y Fuego"

En esta imagen se puede ver la marca de cada muerte de un personaje en la historia

 


La saga "Game of thrones" o "Juego de tronos" se ha convertido en la lectura del momento, posee todos los ingredientes para atraparnos y no dejarnos salir de ese mundo. Debido a las insistentes referencias les dejo todos los libros publicados hasta ahora ya que aún esperamos "Vientos de invierno".


La historia se remonta en un mundo creado en que los dragones, las luchas, el enfrentamiento entre el fuego (R'hllor) y el hielo (caminantes blancos) los dejará sin posibilidad de adivinar qué sucederá luego.


Les dejo la carpeta con todos los libros en pdf, la próxima entrada vamos con la precuela y los relacionados

Descargar por aquí
Saga

 

 

jueves, 25 de febrero de 2016

Material cierre Taller Rol Docente

La Prof. Lucia Molinero les deja un material con el que volverán a trabajar en el espacio de Primer año Práctica Profesional Docente con el Prof. José Luis Morales





sábado, 20 de febrero de 2016

Material para trabajar con el Taller "Rol docente" con la Profesora Luci Molinero


Les dejo dos materiales para poder abordar la siguiente clase, el primero un video del canal Encuentro "Escuela de maestros, Enseñanza"


Y en memoria del querido escritor Umberto Eco que ha fallecido el 19 de febrero de este año les dejamos un artículo ¿De qué sirve ser Profesor?

Gracias por sus visitas. Seguimos en contacto

miércoles, 17 de febrero de 2016

Tareas para los Talleres de Morfología y Rol Docente


Taller de Morfología



La Profesora Adriana Lomoro les pide que por favor lleven resuelto el Trabajo Práctico N° 1 para la próxima clase así pueden adelantar. Muchas Gracias


Taller Rol Docente

La Profesora Lucia Molinero les piden lleven leída la carta de Paulo Freire

CUARTA CARTA: De las cualidades indispensables para el mejor desempeño
de las maestras y los maestros progresistas

La cual pueden descargar aquí

Pero les recomendamos leerlas completas por eso se las dejamos por acá, ojalá las puedan disfrutar tanto como nosotras.

Saludos


SUSPENSIÓN DE ACTIVIDADES

En el día de la fecha, 17 de febrero de 2015 el Instituto permanecerá cerrado debido al duelo por el fallecimiento de un miembro de nuestra comunidad.
Mañana se retomarán las actividades normalmente.


jueves, 4 de febrero de 2016

Cronograma 2016


Les dejamos el cronograma definitivo...


Comenzamos el 15 de febrero de 2016 a las 18:30 ¡Los y las esperamos!
Descargar el cronograma aquí


Nos esperan hermosos momentos... allá vamos









jueves, 21 de enero de 2016

Un cuento con malas palabras...



VIEJO CON ÁRBOL


Roberto Fontanarrosa


A un costado de la cancha había yuyales y, más allá, el terraplén del ferrocarril. Al otro costado, descampado y un árbol bastante miserable. Después las otras dos canchas, la chica y la principal. Y ahí, debajo de ese árbol, solía ubicarse el viejo.
Había aparecido unos cuantos partidos atrás, casi al comienzo del campeonato, con su gorra, la campera gris algo raída, la camisa blanca cerrada hasta el cuello y la radio portátil en la mano. Jubilado seguramente, no tendría nada que hacer los sábados por la tarde y se acercaba al complejo para ver los partidos de la Liga. Los muchachos primero pensaron que sería casualidad, pero al tercer sábado en que lo vieron junto al lateral ya pasaron a considerarlo hinchada propia. Porque el viejo bien podía ir a ver los otros dos partidos que se jugaban a la misma hora en las canchas de al lado, pero se quedaba ahí, debajo del árbol, siguiéndolos a ellos.
Era el único hincha legítimo que tenían, al margen de algunos pibes chiquitos; el hijo de Norberto, los dos de Gaona, el sobrino del Mosca, que desembarcaban en el predio con las mayores y corrían a meterse entre los cañaverales apenas bajaban de los autos.
—Ojo con la vía -alertaba siempre Jorge mientras se cambiaban.
—No pasan trenes, casi -tranquilizaba Norberto. Y era verdad, o pasaba uno cada muerte de obispo, lentamente y metiendo ruido.
—¿No vino la hinchada?-ya preguntaban todos al llegar nomás, buscando al viejo-. ¿No vino la barra brava?
Y se reían. Pero el viejo no faltaba desde hacía varios sábados, firme debajo del árbol, casi elegante, con un cierto refinamiento en su postura erguida, la mano derecha en alto sosteniendo la radio minúscula, como quien sostiene un ramo de flores. Nadie lo conocía, no era amigo de ninguno de los muchachos.
—La vieja no lo debe soportar en la casa y lo manda para acá -bromeó alguno.
—Por ahí es amigo del referí —dijo otro. Pero sabían que el viejo hinchaba para ellos de alguna manera, moderadamente, porque lo habían visto aplaudir un par de partidos atrás, cuando le ganaron a Olimpia Seniors.
Y ahí, debajo del árbol, fue a tirarse el Soda cuando decidió dejarle su lugar a Eduardo, que estaba de suplente, al sentir que no daba más por el calor. Era verano y ese horario para jugar era una locura. Casi las tres de la tarde y el viejo ahí, fiel, a unos metros, mirando el partido. Cuando Eduardo entró a la cancha —casi a desgano, aprovechando para desperezarse— cuando levantó el brazo pidiéndole permiso al referí, el Soda se derrumbó a la sombra del arbolito y quedó bastante cerca, como nunca lo había estado: el viejo no había cruzado jamás una palabra con nadie del equipo.
El Soda pudo apreciar entonces que tendría unos setenta años, era flaquito, bastante alto, pulcro y con sombra de barba. Escuchaba la radio con un auricular y en la otra mano sostenía un cigarrillo con plácida distinción.
—¿Está escuchando a Central Córdoba, maestro? —medio le gritó el Soda cuando recuperó el aliento, pero siempre recostado en el piso. El viejo giró para mirarlo. Negó con la cabeza y se quitó el auricular de la oreja.
—No -sonrió. Y pareció que la cosa quedaba ahí. El viejo volvió a mirar el partido, que estaba áspero y empatado-. Música -dijo después, mirándolo de nuevo.
-¿Algún tanguito? —probó el Soda.
—Un concierto. Hay un buen programa de música clásica a esta hora.
El Soda frunció el entrecejo. Ya tenía una buena anécdota para contarles a los muchachos y la cosa venía lo suficientemente interesante como para continuarla. Se levantó resoplando, se bajó las medias y caminó despacio hasta pararse al lado del viejo.
—Pero le gusta el fútbol —le dijo—. Por lo que veo.
El viejo aprobó enérgicamente con la cabeza, sin dejar de mirar el curso de la pelota, que iba y venía por el aire, rabiosa.
—Lo he jugado. Y, además, está muy emparentado con el arte —dictaminó después—. Muy emparentado.
El Soda lo miró, curioso. Sabía que seguiría hablando, y esperó.
—Mire usted nuestro arquero —efectivamente el viejo señaló a De León, que estudiaba el partido desde su arco, las manos en la cintura, todo un costado de la camiseta cubierto de tierra—. La continuidad de la nariz con la frente. La expansión pectoral. La curvatura de los muslos. La tensión en los dorsales —se quedó un momento en silencio, como para que el Soda apreciara aquello que él le mostraba—. Bueno… Eso, eso es la escultura…
El Soda adelantó la mandíbula y osciló levemente la cabeza, aprobando dubitativo.
—Vea usted —el viejo señaló ahora hacia el arco contrario, al que estaba por llegar un córner— el relumbrón intenso de las camisetas nuestras, amarillo cadmio y una veladura naranja por el sudor. El contraste con el azul de Prusia de las camisetas rivales, el casi violeta cardenalicio que asume también ese azul por la transpiración, los vivos blancos como trazos alocados. Las manchas ágiles ocres, pardas y sepias y Siena de los mulos, vivaces, dignas de un Bacon. Entrecierre los ojos y aprécielo así… Bueno… Eso, eso es la pintura.
Aún estaba el Soda con los ojos entrecerrados cuando al viejo arreció.
—Observe, observe usted esa carrera intensa entre el delantero de ellos y el cuatro nuestro. El salto al unísono, el giro en el aire, la voltereta elástica, el braceo amplio en busca del equilibrio… Bueno… Eso, eso es la danza…
El Soda procuraba estimular sus sentidos, pero sólo veía que los rivales se venían con todo, porfiados, y que la pelota no se alejaba del área defendida por De León.
—Y escuche usted, escuche usted… —lo acicateó el viejo, curvando con una mano el pabellón de la misma oreja donde había tenido el auricular de la radio y entusiasmado tal vez al encontrar, por fin, un interlocutor válido—… la percusión grave de la pelota cuando bota contra el piso, el chasquido de la suela de los botines sobre el césped, el fuelle quedo de la respiración agitada, el coro desparejo de los gritos, las órdenes, los alertas, los insultos de los muchachos y el pitazo agudo del referí… Bueno… Eso, eso es la música…
El Soda aprobó con la cabeza. Los muchachos no iban a creerle cuando él les contara aquella charla insólita con el viejo, luego del partido, si es que les quedaba algo de ánimo, porque la derrota se cernía sobre ellos como un ave oscura e implacable.
—Y vea usted a ese delantero… —señaló ahora el viejo, casi metiéndose en la cancha, algo más alterado—… ese delantero de ellos que se revuelca por el suelo como si lo hubiese picado una tarántula, mesándose exageradamente los cabellos, distorsionando el rostro, bramando falsamente de dolor, reclamando histriónicamente justicia… Bueno… Eso, eso es el teatro.
El Soda se tomó la cabeza.
—¿Qué cobró? —balbuceó indignado.
—¿Cobró penal? —abrió los ojos el viejo, incrédulo. Dio un paso al frente, metiéndose apenas en la cancha—. ¿Qué cobrás? —gritó después, desaforado—. ¿Qué cobrás, referí y la reputísima madre que te parió?
El Soda lo miró atónito. Ante el grito del viejo parecía haberse olvidado repentinamente del penal injusto, de la derrota inminente y del mismo calor. El viejo estaba lívido mirando al área, pero enseguida se volvió hacia el Soda tratando de recomponerse, algo confuso, incómodo.
—…¿Y eso? —se atrevió a preguntarle el Soda, señalándolo.
—Y eso… —vaciló el viejo, tocándose levemente la gorra—… Eso es el fútbol. 

Les dejamos también un adaptación de este cuento en la Televisión Pública que se llevó a cabo con un ciclo de homenaje al escritor. Los actores son Luis Brandoni (el viejo) y Claudio Gallardou (el futbolista).


Esperemos que lo disfruten...